[...Ficha de Richelle Schneider...]

Nombre Completo: Richelle Schneider
Apodos: Rich, pero solo para unos pocos afortunados
Avatar: {?}
Edad: 17
Curso: tercero
Grupo: Populares, (una de las chicas más populares del instituto, toda una Queen Bee)
Descripción Física:

Spoiler:

Descripción Psicológica: Egocéntrica y orgullosa a morir, presumida y bastante cínica. Muy astuta, tiene una manía por controlar a las personas y es un as para zafarse de los problemas y suele utilizar a los demás para su propio bien, sin importarle quien pueda terminar mal en el proceso, además es una excelente actriz, de modo que resulta difícil saber cuando dice la verdad y cuando está mintiendo. No le importa demasiado lo que digan los demás de ella, le da lo mismo que la llamen zorra plástica como suelen hacer, pero puede tener la lengua bastante filosa cuando le tocan la moral. Muy controladora, caprichosa, y, para mala suerte de todos bastante voluble, osea que es muy fácil hacerla enojar, y cuando Richelle Schneider está enojada, el mundo entro puede temblar.
Hobbies: toma clases de francés desde que inicio el instituto y ya puede hablar francés casi a la perfección, lo que más le gusta en este mundo acabarse el saldo de la tarjeta de crédito de su padre yendo de compras, gusto que sin duda, heredo de su madre.
¿Qué te agrada?: la ropa de diseñador, la vista de la ventana de su habitación, las películas de cine francés, leer Vogue
¿Qué te desagrada? Las tías sin personalidad que se creen mejor que ella, el olor a perfume barato, los niños pequeños.
¿Quiénes son tus padres? ¿A que se dedican? Elizabeth O’Dowell- Editora en jefe de Vogue,
Hackett Schneider- CEO Director ejecutivo
¿Tienes hermanos? ¿Cómo son? ¿Qué relación llevas con ellos? Si, uno, Frederick Schneider (aunque en realidad desconozco si ya se ha cambiado el apellido o no) es un yonki anormal que se largo de casa a los dieciocho tras discutir con mi padre, me lleva cuatro años, no lo veo muy seguido, pero es un buen tio y la verdad es que le tengo cariño al muy imbécil.
Historia:
Ella es tan sencilla y al mismo tiempo tan difícil de comprender que marea (borroso, confuso).
Es un espejismo, pero es tan real que duele (te está matando, pero te gusta).
Richelle Schneider nunca fue una chica común y corriente (extraordinaria) nunca soñó con ser la damisela en peligro, la princesa en espera de su príncipe azul (Un príncipe de utilería), jamás ha creído en el amor eterno y, de hecho, todas esas cursilerías baratas de cuento rosa siempre le han dado bastante asco. Ella siempre ha sido esa clase de chica (diferente, asombrosa), que siempre prefirió leer Vogue antes que un simple cuento de hadas. Richelle no necesita de un príncipe azul en caballo blanco ni mucho menos, le basta con su tarjeta de crédito, su magnífica compañía y su Ferrari del año para pasarla bien.
Richelle Schneider tiene la misma mirada que su madre, esa que hace que tiemblen las montañas y que lloren los niños, y claro, pone a su disposición a cualquier hombre. Ella es lo que todas las chicas quieren ser y lo que todos los chicos quieren tener y, sin embargo, esta fuera del alcance de todos (incomparable, inalcanzable).
Tan bonita que fascina (luz de luna), tan inteligente que da miedo (sentencia de muerte), tan astuta que impresiona (un movimiento en falso), tan mentirosa que da asco (hiedra venenosa).
Richelle, -o Rich como algunos tienen el privilegio de llamarla- nunca ha sido una princesa… es mucho más que eso.